Hoy se cumplen 57 días desde la última vez que los niños tuvieron un día “normal” lo pongo entre comillas porque la palabra normal la hemos borrado de nuestro diccionario.
Estos meses han sido muy complicados para todas las personas, cuando tenemos oportunidad de platicar con nuestros compañeros de trabajo y amigos, todos compartimos el mismo sentimiento de ansiedad y desesperación por estar tanto tiempo lejos de nuestras rutinas diarias.
El pasado sábado 18 de enero se llevó a cabo en la Casa de la Cultura de Parla, la ponencia de Inflexibilidad en personas con TEA con una ponente que no necesita presentación: María Llorente.
La Asociación VidaTEA organizó esta conferencia de manera impecable, tanto el lugar como el tema y la ponente fueron perfectos.
Como hemos repetido en varias ocasiones, el conocimiento si no se comparte no sirve. Así que haremos nuestro mejor esfuerzo para compartir un resumen de éste interesante tema. Sin duda es todo un reto intentar resumir una ponencia de alguien de la talla de María Llorente.
Las madres de niños con autismo tenemos una preocupación muy grande: ¿Qué será de mi hijo cuando yo no esté? Es verdad que esta pregunta nos ronda la cabeza muy seguido y para poder auto respondernos la pregunta nos volcamos en que nuestros hijos reciban todo el apoyo necesario para que tengan el mejor pronóstico posible. Citas infinitas con neurólogos, equipo de atención temprana, corre para aquí, corre para allá, terapias con caballos/perros/delfines y con dinosaurios si es necesario, musicoterapia, sesiones de logopedia, y podría seguir (estrés total).
A partir el diagnóstico de mis hijos he leído varios libros y artículos sobre el autismo que me han hecho pensar en cómo sería el mundo si todos nos encontráramos dentro del espectro autista, hoy comparto mi reflexión con ustedes. A grandes rasgos, no sé si el mundo sería mejor o peor simplemente sería diferente.