Hoy se cumplen 57 días desde la última vez que los niños tuvieron un día “normal” lo pongo entre comillas porque la palabra normal la hemos borrado de nuestro diccionario.
Estos meses han sido muy complicados para todas las personas, cuando tenemos oportunidad de platicar con nuestros compañeros de trabajo y amigos, todos compartimos el mismo sentimiento de ansiedad y desesperación por estar tanto tiempo lejos de nuestras rutinas diarias.
Siempre he pensado que platicar la historia de tu vida es fácil, no así cuando lo que quieres describir es la historia de la gente que más amas y que cambia tu vida inesperadamente. Toda persona que me conoce, en menor o mayor medida, tiene perfectamente claro el gran amor que nos une a mi hermano Neto y a mí. Para muchos es incluso sorprendente o fuera de lo posible el nivel de complicidad que existe entre nosotros (dice mi esposa que tenemos un idioma que únicamente los dos entendemos). Y es que, a decir verdad, no conozco una relación de hermanos similar: hemos compartido la escuela, los amigos, las aventuras, los sueños, concretamente hemos compartido la vida.