Desde que tenemos hijos, nuestra vida cambia, y todos estarán de acuerdo conmigo que hacemos nuestro mejor esfuerzo por ser los padres perfectos para ellos. Muchas veces esta auto exigencia nos puede llevar a niveles de estrés muy altos. En este artículo les expongo algunas situaciones recientes que me han hecho reflexionar: Hace unos días me compartieron un vídeo en el que dos mujeres, una de ellas, la reconocida periodista y escritora Melisa Tuya, habla de las “Madres perfectas” y mi mayor aprendizaje fue que muchas veces nosotros mismos nos exigimos demasiado...
¿Cómo sería tu casa perfecta? ¿Tu carro perfecto? ¿Tu familia perfecta? ¿El trabajo perfecto? Si me preguntas a mí, la perfección no existe. Considero que siempre me exijo más y surgen nuevos retos para cada día ser mejor, pero no perfecta. La única manera que se refleja la perfección es en nuestros corazones. El día que hayamos aprendido a valorar lo mucho o lo poco que tenemos y vivamos el momento, allí sabremos que hemos logrado nuestro objetivo. Eso para mí es la perfección, “vivir en el momento”.